miércoles, 17 de junio de 2009

A la Medida

Vestir a la moda ha sido siempre el deleite de la mayoría de mujeres y hombres, pero también existe un gran porcentaje y bastante importante que no va por esos caminos, y como dicen por ahí “cada cual marca la tendencia”, si bien hace muchos años no existían estas grandes tiendas, que hoy conocemos, ni las grandes marcas, en mi juventud y me incluyo como un playanchino más, el vestir de la época solo los veíamos aparecer por tendencias extranjeras que copiábamos de algunas revistas de moda, pero siempre algún pecosbill o jeans rangler desgastado por el tiempo o por tanto jabón y el cual era regalado por algún amigo, donde el padre que viajaba frecuentemente le traía de regalo unos nuevos, y nos lo regalaba el que iba quedando, era la única forma de vestir con alguna marca importada, de lo anterior recuerdo los recuerdo los trajes a la medida, que en esos tiempos estaban de moda, como los antiguos sastres, donde uno llegaba con una alguna tela, la cual era transformada a la medida por estos artistas del vestir, recuerdo aún en mi memoria alguna sastrería conocida en el centro de la avenida Playa Ancha, pero también muchas modistas y modistos que realizaban a la perfección su arte, en mi mente aún tengo el recuerdo de la señora Leontina, que aunque era casada con un hombre que viajaba, cocía solo cuando este se encontraba en algunos de sus ausentismos, y nos entreabría la puerta y en voz baja nos decía “pase rapidito,”, pero la historia va más allá y es destacable de contar, esto le pasó a un amigo que recibió de regalo un corte género para la confección de un terno, ……tranquilamente se dirigió donde una persona que cocía, el cual habitaba en unas casas de la avenida, donde ahora han sido reemplazadas por edificios, “llegó este amigo al sastre con su corte de tela inglesa, el sastre lo hizo pasar muy caballerosamente y después de las preguntas de rigor, el amigo le dijo que necesitaba un terno, bueno empezó la faena de la toma de medidas, alfileres por acá y por allá, algunas hilos colgando, y marcas con tiza, y venga por favor a la segunda prueba, los días pasaron y llegó la segunda prueba, pantalones pata elefante, con género que había alcanzado también hasta para un chaleco, y todo andaba a la perfección, no dudaron en ponerse de acuerdo para la entrega de la confección y su cancelación, ese día caminó un poco más de prisa apurando su tranco, tras la larga espera de casi un mes. Con la felicidad en su rostro atravesó corriendo la avenida para llegar a su hogar, luego de cambiarse en su cuarto, y al notarse algo extraño, se presentó ante su familia, por lo cual fue el hazmerreír de todos, pues el traje había quedado tan ceñido y apretado a su cuerpo que solo le bastaba una capa y espada para el toreo, lleno de vergüenza y colorado como un tomate desapareció a su cuarto, lo que sucedió que la tela no había sido suficiente, pero el modisto se las arregló para que si alcanzara ”, ….confiar o desconfiar en sastres, costureras o costureros, por estos días, todavía es necesario, para todos los traperos de todos los tiempos.

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