martes, 21 de diciembre de 2010

Milagro de Navidad

Alegría, correteos por la casa y por las calles, y el entusiasmo en todas las personas, son los recuerdos que tengo en mi memoria de navidades de antaño, en mi cerro, en mi barrio, bondadosas navidades que alegraban a todo el mundo, niños ansiosos en espera de la venida del viejo pascuero, .…..en torno a la casa todo era de idas y venidas, las compras para la cena familiar, …”aún puedo ver a mi madre preocuparse de sus panes de pascua, horneándolos hasta altas horas de la madrugada, panes para todo el año, como ella decía, parecía que giraba en torno a los deberes culinarios como toda ama de casa de esos años”. La esperada y milagrosa navidad que esperaba todo el año, en las noches a veces me despertaba pensando en los juguetes o quizás en una pelota de fútbol, las ansias de todo niño el regalo navideño, y retengo hasta ahora el subir y bajar de los vecinos por nuestra calle en busca de algún ingrediente en algunos de los emporios de la época, ya comenzaba la tarde se iluminaban las casas y los árboles y pinos navideños, todos cambiados de ropa, otros acudían a la misa del gallo, la gran noche del milagro empezaba, para muchos llegaba la quietud, los recuerdos de los que no estaban, y miradas serenas, a las doce de la noche todos dispuestos en la cena, y luego abrir los regalos, que noche más espiritual, y además de gozo infinito, a veces pensaba en muchos otros que esa cálida noche también los cobijaría en sus modestos hogares, y a más de algún solitario entre sus recuerdos, pero el manto del ángel de la navidad invadía todo el cerro, así también hoy todos soñamos este día tan esperado, donde espero que todos estén en paz, que vuelvan a la sencillez de las cosas, y por cierto disfruten de sus seres queridos, para todos ustedes mis saludos más cálidos y mis deseos y bendiciones para que tengan la mejor de las Navidades, Feliz Navidad nostálgicos playanchinos.

martes, 16 de noviembre de 2010

Al Sur de la Nada

Al sur de la nada, describir la noche de las verdades ocultas que se desvelan cuando se pasaban a horribles pesadillas, bueno quién no las ha tenido,…..mediando el amanecer en una humilde cama, Amador despertó sobresaltado, medio desorientado pensaba, pero entre visiones confusas y sin control, aterrado todavía por la oscuridad y las penas que deambulaban por su cabeza, ya razonando un poco y sentado en la cama, serenó sus recuerdos, muchos años despertaban al mismo tiempo, pero qué hacer para mitigar estas confusas historias que se le venían encima, afuera un ventarrón de amanecer enfriaba las horas, donde solo podía mirar hacia el puerto, la bella vista de la Luna con su clareo en el mar, desdichado y ya entrado en años vivía en esa pieza encumbrado en el cerro de sus amores, playanchino de juventud, ……pero solo llegaba siempre al mismo razonamiento, porque la vida lo había llevado a ese estado, en la soledad y la miseria, solo los recuerdos eran sus aliados, y otra vez pasaban las horas y no lograba pegar ningún sueño, tan solo por el eterno amor que algún día perdió y que nunca más pudo retenerlo a su lado, que horrorosa peste llevaba consigo, no podía arrastrar a su edad dicha mochila, tan pesada que parecía llevar piedras en su espalda, hasta donde llegaré, se preguntaba día y noche, que dificultad mantenerse de pié con tanta carga, pero pensaba en el amor, en los bellos momentos que había disfrutado, durante esas eternas vigilias, solo él era capaz disfrazar sus penurias, …..despuntaba el alba y Amador entre las pilchas de su cama, entre vueltas y vueltas, volvía a cabecear por momentos, y luego el día se le echaba encima otra vez, ……tal vez ese día sería diferente, siempre pensaba, pero nadie lo sabía, solo la vida lo llevaba y lo volvía a parar otra vez, pero este nostálgico de penas de amor seguía su paso, sería acaso un favor que le hacía su deambular por esta tierra o quizás el grandísimo, nadie lo sabe, pero solo la historia de un día en la vida de Amador y de muchos que duermen por ahí su penas en sus corazones.

miércoles, 6 de octubre de 2010

Despertares Nostálgicos

Despertaba en medio de la noche, los olores se mezclaban y suaves rayos de luna entraban por la estrecha ventanita de la pieza, los minutos se hacían sentir en las manecillas del reloj antiguo que avanzaba sin mediar, horas de sueños intensos y de visitas extrañas de otrora, en su cama tendida pasaba las horas entre vueltas y vueltas, la intranquilidad del cuerpo al ver el pasado rondando la mente, cuántos recuerdos se venían a la cabeza en esos instantes, fugaces pasaban en el medio de correrías de una adolescencia de calles del cerro que los vio nacer, donde descubrieron la vida y el despertar de sus sueños, nunca supieron donde los llevarían aquellos despertares, noche estrellada de primavera, solo una brisa que movía y mecía suavemente la cortina, los recuerdos de un Playa Ancha donde pasearon y descubrieron aquellos amigos y las veces en que rondaban por aquellas fiestas de aquellos años, que difícil volver a la realidad a sabiendas que ya no era lo mismo y nunca lo sería, en los confines del mundo la nostálgica presencia de los seres del pasado deambulaban, dormitando en los sueños del fin del mundo, muchos de los playanchinos que se esfumaron de nuestras calles para ir a otros distantes lugares del nunca jamás, entretejidos pensamientos de los valientemente partieron y estuvieron de paso y que nunca se imaginaron viviendo en esos lugares. Pero al igual que muchos dentro de ellos aún late con fuerza en esos corazones de todos los porteños y de los habitantes del cerro desde nunca se fueron, solo nostálgicos playanchinos se han vuelto y siempre recordarán con gran emoción estos sitios que aún viven al interior de ellos.

martes, 24 de agosto de 2010

Tiempo de Mocedad

Quién no ha recordado su juventud alguna vez, cuantas veces se nos han venido a nuestras mentes los recuerdos de los esos queridos años de las amistades, del colegio, de pasarla bien, de reuniones en casa de algún amigo a la hora de onces, o tal vez alguna fiesta donde conociste al primer pololo(a), los días de donde todo corría y siempre estábamos ocupados o pasábamos mucho más tiempo fuera de nuestros hogares entretenidos sanamente. Con calidez y orgullo recuerdo los paseos frecuentes por la avenida Playa Ancha o por la calle San Pedro, donde entre vueltas y miradas, las chiquillas pasaban entre risas coquetas y nerviosas, niñas sonrojadas y caras acusadoras se nos pasaba la tarde, los antiguos grupos que se establecían en la avenida, todos los días era frecuente verlos en cada esquina, la brisa del viento bamboleando algunos letreros de algunos almacenes, en los asomos de la primavera que se acercaba, tiempos de los reparadoras de calzado o más bien de la media suela con taco de goma, o bien cocidos los bototos en algunos casos, a cuantos remendones conocí, al fin de cuentas por esos días era muy común estos enmiendos, el querido zapatero, que teñía los zapatos y hacía joya con el lustre de algunos, hasta dejarlos listos para el día Sábado, para el encuentro en alguna fiesta o comilona, también recuerdo con nostalgia a las queridas señoras sastres que hacían ropa a la medida en sus casas, remiendos o costura en general, el típico acorte del pantalón largo o la basta, los primeros que tuve, siempre los recordaré, ya que hasta grandes usábamos pantalones cortos y con suspensores, las señoras afanadas con cortes de tela nuevos que compraban, y las dueñas de casa que se mandaban hacer un trajecito de dos piezas o algunas polleras, sacada de alguna revista de moda de esos años, y también algún atuendo nuevo para salir con su pareja o marido, asimismo nuestros queridos emporios de aquella época, el Sol, repleto de gente los días domingo, donde cuando se compraba queso rallado, el vendedor metía un gran pedazo de queso en una especie de máquina de madera, la cual tenía una manivela, que al darle de vueltas en otro lado iba saliendo el queso rallado, el almacén Crucero, y otros emblemáticos todos atendidos por sus dueños de ascendencia italiana. La mocedad a flor de piel y pensando en que tiempos hermosos vivimos, pero siempre para todos los de aquellas años siempre quedarán las nostalgias propias de un bello pasado en un gran cerro.

jueves, 12 de agosto de 2010

Tan Cerca y Tan Lejos

La distancia del tiempo que ha transcurrido desde la infancia despreocupada a la adultez son espacios totalmente diferentes en el correr de los años, recuerdo ciertamente la niñez en mi querido cerro donde los días domingos íbamos en grupo al teatro, podía ser el Iris o talvez el Odeón, no importaba, pero sagrado era el día Domingo, rápido pasa ese pensamiento por mi mente, quizás de noche no poder dormir e intranquilo por el llegar de el día Lunes, otra vez al colegio y los deberes, el encuentro otra vez con ese entorno de amigos de infancia, volar con la imaginación en un día era como ver un atardecer, hermosos rayos de sol sobre el mar paseando por Carvallo sin preocupaciones, lejos y cerca a la vez pueden ser palabras diferentes, pero ahora están más unidas que nunca, lejos y cerca son solos instantes en que recordamos y pasamos de un estado a otro en milésimas de segundos, que curiosa la vida, en nuestra mocedad hasta podíamos sentir el suave y lento pasar de las horas como si nos acariciaran, pero que distinto es el tempo cuando somos adultos, todo es rápido, las horas vuelan, y los días y meses pasan raudamente, que curioso sabor, de todas formas que belleza el vernos incorporados como el habitante de un cerro donde aún sin conocernos con muchas personas y quizás miles, somos compañeros de un viaje celestial donde todos vamos como pasajeros, pero cerca el poder recordar detalles infinitos que ocurrieron, que a veces me han hecho sonreír caminando en alguna populosa calle, que curiosidad el aventurarse en este camino dispuesto como una mesa para los comensales, donde todo esta preparado y servido. La nostalgia a flor de piel, la puedo sentir y la abrazo como un tesoro que no quiero soltar.

jueves, 22 de julio de 2010

Antiguas

miércoles, 14 de julio de 2010

Album de Fotos

Revisando los antiguos rincones de la casona, se podían advertir libros tirados por todos lados, amarillentos con el tiempo, y hojas arrugadas por el agua que caía desde el techo cuando llovía, muebles detenidos en el tiempo y cubiertos de polvo, piezas donde por años nadie entraba, todo estaba allí a merced de los tiempos, de pronto debajo de un viejo catre, pude sacar un gran libro polvoriento de tapas gruesas de cartón, al abrirlo pude observar muchas fotos antiguas de toda la familia y de otras personas que nunca llegué a conocer, apresurado salía de esa pieza, para poder llevarlo otra vez a la luz, y verlo con otra mirada, sacudiéndolo y dejándolo más presentado, me senté en un sofá donde caían los tenues rayos del sol de invierno, humeando a mi lado un jarrón de té que había preparado, y en la soledad de esa tarde pude abrir ese hermoso álbum, sus magníficas fotos de tonos cafés empezaron a retroceder en el tiempo, fotos de grupos de personas alegres en un paseo campestre de algún año del pasado, podía distinguir algunas caras y recordar como estaban ahora, otras ya no estaban entre nosotros, al dar la primera vuelta una foto de cumpleaños de niños, todos presentados con pantalones cortos, y las niñas con sus vestiditos de colores, todos sentados en la mesa y una gran torta y serpentinas, y en la cabecera el cumpleañero, otras damas aparecían también sirviendo estas ricas onces, y en el interior de la foto la alegría, parecía que podía sentir esos bellos momentos, ver otra vez a mis padres que también estaban ahí, me hacía rememorar el tiempo de mi adolescencia, otras fotos de primeras comunión, otras fotos en blanco y negro, habían incluso algunas de bailes en otras casas, donde yo también había estado, mis abuelos en otra, las calles embaldosadas de mi cerro las veía claramente, todo me parecía como si fuera hoy, me inundaban el deseo de volver a estar ahí, pero mi álbum de fotos atesoraba muchas más emociones que se despertaron esa tarde, y hasta una pequeña lágrima rodó por alguna mejilla, la nostalgia pura pude advertir en esa fotos que hasta hoy guardo como si fueran un tesoro, y pienso que en cada casa de algún playanchino deben existir otros álbumes que aún no han sido descubiertos, a los que quizás lean esto busquen y recuerden, y otra vez vuelvan al pasado con estos bellos recuerdos y se sentirán aún más presentes.

lunes, 14 de junio de 2010

Ascensor Villaseca

Subes y bajas, a veces en el silente ambiente porteño, cuantas personas has transportado, te dejas caer desde una buena pendiente como disparando hacia el fondo de la calle Antonio Varas, cuantas veces hice este recorrido, hermosa vista y el crujir de tu cabina que se apretaba y que rechinaba al pasar sobre los 155 metros de rieles que te soportaban, muchos de tus habituales clientes en tu época de oro fueron marinos que subían o bajaban desde nuestro cerro, y que pasaban a desayunar en el pasillo que anteponía la entrada a su boletería, uno de los primeros, ya cumpliste muchos años, desde tu aparición en 1907, pero hoy yaces inerte cuando te miro desde cualquier parte, siento tus voces al viento esperando los pasajeros que necesitas para volver a nacer, tus puertas que dan a la calle Patricio Lynch cerradas deslucidas y desteñidas por la lluvia y por el viento que te han azotado durante años, si bien este medio de transporte limpio y tranquilo va extinguiéndose en el tiempo, como también en varios cerros de este puerto, las personas te necesitan, eres una fuente inagotable de viajes de personas de edad avanzada y de muchas más, te llaman creo patrimonio, pero me pregunto de qué?, será una exageración, o un sueño pensar que estas y no existes, la modernidad acabó tus deslices y ya no sirves, el óxido ha cambiado tu visión, pero debes levantarte otra vez y para eso apelo a todos los nostálgicos playanchinos, que deben hacerlo suyo y solicitar un mejoramiento pues estamos ad portas del fórum de las culturas y que van a ver, ascensores detenidos que son el alma de esta fiesta, entonces vistámoslos otra vez como tales y solo un mensaje, quién te deja abandonado nunca conoció el prestigio que tuviste, solo lo han conocido por leer algo escrito por ahí, y a los poetas que hacen grandes alabanzas a este puerto ya es hora amigos de hacer algo, y hacer algo concreto no de papeles ni de palabras, sino de acción comunitaria. Por esto para ustedes silentes transportes de otra época, me sentiré muy orgulloso el día que estés otra vez circulando.

domingo, 13 de junio de 2010

Mi Vecindario

Mucho tiempo dando vueltas por mi querido cerro, otra vez me asomé a mi barrio, mi calle, de pronto se vinieron a mi mente miles de recuerdos, personas que pasaban a mi lado, personajes de otro tiempo, casas en la que algún día estuve jugando con mis amigos de infancia, mi calle ahora que en alguna vez fue empedrada quedó atrás, cambiada por una gran capa de cemento, pero mirando a mi alrededor mi antigua casa, pero que distinto se veía todo, pude advertir los cambios que ha hecho el tiempo, un tiempo que no ha querido detenerse, solo lo puedo detener en mi mente, por ahí asomaron en el sube y baja de esta calle algunas caras de antiguos playanchinos, saludos amistosos y conversaciones del pasado refrescaron otra vez mi niñez, volver a nacer me dije, pero que hermosura estar parado otra vez ahí, donde ocurrieron miles de detalles que quizás omita, pero de un tiempo feliz de mi juventud, y creo que a cualquiera que ya no viva en su cerro y vuelva a visitarlo le ocurre lo mismo, todo se transforma en un viaje al pasado, pero lo mágico está ahí, porque todo está como detenido, como si nunca hubiera pasado nada, inalterable en la espera del regreso de los hijos del cerro, que se marcharon a vivir a otros sitios pero que vuelven cada vez y lo seguirán haciendo por mucho tiempo. Nostálgicos Playanchinos la raíz de nuestros pasos siempre estará ahí, y siempre volveremos, porque este cerro tiene esa magia insospechada que nos llama de vez en cuando.

lunes, 7 de junio de 2010

viernes, 21 de mayo de 2010

Los Nuevos Tiempos

Playa Ancha lejana a veces, atrás quedaste y que luego han llegado los nuevos tiempos, los antiguos amaneceres donde corría el pequeño por todos lados quedaron atrás, y que sin preocupación miraba su alrededor, alegrías de tiempos de colegio, y de los amigos, los amigos que llegaban a la casa, donde en medio de risas y pasarla bien se iba con rapidez el día, hasta llegar el otro y otro más, desde lejos puedo sentir la sencilla juventud que pasé, como cualquier adolescente, y recorrí este cerro de arriba abajo, corrías de casa en casa, de calles y plazoletas donde se juntaban en secretos los amores de colegio, a hurtadillas las miraditas se cruzaban desde una vereda a otra y sonrisas nerviosas, el tiempo de vivir lo nuevo aparecía, lo que nos colgaba de un mismo tiempo y nos desprendía del mundo que pasaba a nuestro lado. Viajantes del cerro fuimos y entre silentes días y noches se han ido pasando nuestras vidas, los amigos de siempre, y los que aún están a nuestro lado, estos son la revelación de las confianzas fieles de todo un pasar, pero los nuevos tiempos han llegado, muy rápido hemos pasado a ser adultos, pero con un corazón ameno, cordial, desprendido, personas de un entorno común, que aunque no fuésemos amigos, éramos coterráneos de un mismo tiempo, y de un mismo trajín que día a día pasaba por todos los lados, sitios o recovecos de nuestro cerro, ahora todos siguen sus vidas mirando nostálgicamente los primeros años. Cuanta nostalgia alguien dirá por ahí, cuanto recuerdo, pero que bellas añoranzas.

martes, 27 de abril de 2010

Ayudando a los Años

Simplemente los años de infancia quedaran en esa calles y los recuerdos también, nunca pensamos que la vida giraría tan rápido, el encuentro con los “mismos”, era habitual, a cada momento en cada esquina, en cada almacén, en cada panadería, o teatro de la época, y también en los colegios donde fuimos testigos de nuestras formaciones, pero de todas esas personas que se fueron acallando y otras dejaron de verse, surgieron las nuevas generaciones, los nuevos pequeños que deambulaban y corrían por las mismas calles embarradas y pasajes de nuestro cerro, pero me pregunto si sus padres les contarán las antiguas historias de sus vecindades, u otras aventurillas de los antiguos grupos de amigos, de la avenida playa ancha, los de la marina mercante, los del cerro Mesilla, o talvez las historias que se encuentran a cada paso que se ha ido desmenuzando por los años y la nostalgia playanchina, hijos de la inocencia de una época de bienaventuranzas, los mismos que hoy estarán por heredar esos espacios y darán fuerza otra vez a este cerro en su empeño por moverlo hacia adelante, mi memoria me lleva a rememorar a los antiguos playanchinos que ya no están de presencia pero si están de alma y se pueden sentir en cada casa donde vivían, impecables caballeros y damas de época, luciendo intachables vestimentas, días invernales con sus grandes paraguas y las mujeres con el manto negro sobre sus cabezas, en andanzas a la misa dominical, bajo la llovizna implacable que se dejaba caer, pasos apurados para llegar a la hora, nuestros ancestros y abuelos que deambulan sin parar, no sé si pensaron en los grandes cambios que se vendrían o simplemente pasaban sus tardes entre dulcerías y golosinas o tacitas de té, o más de algunas en sus juegos obligados de canasta a media semana, y los hombres con sus grandes puros encendidos en una amena charla abrigados por unas copitas de añejo jerez. Grandes épocas ha vivido nuestro cerro, pero los nuevos tiempos han vuelto y hay muchas cosas aún por hacer, en cada nuevo retoño que ya deambula por ahí, en él brillará algún día su flamante corazón y un nuevo nostálgico que llevará muy en alto el nombre de este cerro.

martes, 20 de abril de 2010

Caminando sobre Nubes

Si pudieras mirar en nuestro diario vivir veríamos las grandes voces que se revelan en nuestro interior y nos gritan, pensamientos, ideas sin hacer, que quiero hacer?, hasta cuando?, la impaciencia de la conciencia por dejar una huella en este puerto, muchos se muestran calmados y van por las calles de su vida tranquilos, sin apuros, pero eres de los que quieren estar ahí, dejando lo más profundo de tu sentir y que todos lo sepan, bueno ya es hora que lo hagas, date un minuto de reflexión y otro para dar el paso, así saldrán a la luz millones de cosas bellas escondidas y que siempre quisiste contarlas con tus amigos y amigas, y con todo el mundo aunque quizás nunca lo sabrás, enhorabuena amiga dicho está y a realizar tamaña historia, descúbrete de ese pedazo de mundito donde te escondes, y donde vagas por las noches en tus nubes que deambulan por todo tu universo, muestra tu quehacer, entreabre tu libro y haz que salgan los colores y la música hermosa que acompaña tu existir, muchos se han quedado y cuando se han decidido a realizar estas proezas ya encuentran que es tarde y quizás cuantos y miles de cominillos se han ido sin saber. Hoy quiero compartir contigo a estas hermosas mentes creativas, no tan solo de corazón, sino de bonitos pensamientos y creatividad, de los nostálgicos playanchinos que aún deambulan por todos lados y van dejando esta gran huella, eventos y grandes momentos de un puerto que pide a gritos que se le escuche, que se abran esas puertas hacia todo el mundo, y así poder lograr la anhelada unión internacional, cientos de eventos se vienen encima, en un año cultural, ahí estarás, asoma tus colores, y abre tu puerta y verás la belleza en todo su entorno, pues este es un llamado a que te unas a este grandioso evento y otra vez podamos sentirnos más playanchinos, más porteños, más mundialistas, y por sobre todo chilenos de corazón.

martes, 13 de abril de 2010

Gratos Sabores

Caminaba por unas de las tantas calles de este cerro, un día otoñal con algo de frío, al pasar por algunas puertas y en el aire podía oler los sabores de algunos exquisitos platos, hora de almuerzo, y las bocanadas flotaban, dejando entrever las buenas preparaciones de alguna dueña de casa, olores de ricas cazuelas, garbanzos, papas con chuchoca, y por ahí algunas carnes que chirriaban en algún viejo sartén, la boca se hacía agua, solo los pasos apurados para calentar el cuerpo y los pies adormecidos por la humedad, durante esta pasada por estas calles podía pensar y volver a recordar las antiguas preparaciones que se hacían, donde no dejaban de faltar las entradas, las sopas, y el infaltable tercer plato contundente y casi quemante, cuando las dueñas de casa “vivían en la cocina”, solo por esos tiempo el padre era el proveedor, suculentos manjares desde que amanecía el alba, en la cocina todo era trabajo, desde el pan horneado en la antigua cocina, y que llegaba humeando a la mesa, mantequilla color oro, y mermeladas de frutos estacionales, luego comenzaba la lidia con la preparación del almuerzo, tiempos de abundancia donde había tiempo para el disfrute de la comida y se podían tomar el suficiente tiempo para cualquier cosa, la famosa sopera, aún la veo humear llegando desde la cocina, las servilletas dobladas, metidas en argollas de metal, nunca pensé que algún día me limpiaría la boca con un pedazo de papel, la loza reluciente y los platos soperos con muchos adornos, la alcuza, y los vasos dispuestos para una copa de agua o de vino, todo era como una canción lenta, había tiempo para sentarse tranquilamente, conversar entre los comensales, y llegar hasta el postre bien merecido, tal vez unos huesillos con mote, o una leche nevada, después el paso obligado la siesta, costumbre española atesorada por algunos hasta ahora, que bien venían esos minutillos demás, ya llegada la hora de las onces, otra vez ruidos de sables en nuestra cocina, la taza de un buen té, o una taza de cacao con leche caliente, algunos escones, y pan tostado con queso y algún trozo de carne mechada, para terminar alrededor de las seis de la tarde, eso con el compromiso de la cena, infaltable manjares que se volvían a preparar, otras comidas para la noche, otra vez la dueña de casa se afanaba en tener alguna exquisitez, un plato de carne adornada con papas, o un graneado arroz, y salsas de carne, y el que quería podía pedir un consomé, otra vez la locuaz sobremesa y los más chicos a acostarse, los más grandes quedaban disfrutando un rato de una buena tertulia acompañados de un buen bajativo que más de alguno lo haría soñar tranquilamente durante la tranquila noche, noche helada de otoño, y la casa se empezaba a apagar lentamente, mientras todos se cobijaban bajo las ásperas sábanas de saco, y las mantas gruesas que nos abrazaban. Sueños y vivencias de muchos nostálgicos que vivieron estos pasados, y que deben estar echando de menos aquellos tiempos.

viernes, 9 de abril de 2010

Memorias Antiguas

Sentado y con la mirada en el horizonte se vio ese día al hombre que siempre como cada mañana, iba a la plaza del barrio y en un descanso reposaba sus sueños y pensamientos a los tibios rayos de sol del mes de Abril, mientras ya por las cercanías echaba otra vez a andar el día, muchos lo contemplaban ya que era parte del hermoso paisaje del barrio playanchino, hombre de pasiva mirada y recuerdos inmemorables de otra época, donde se podían sentir los pasajes, callejuelas y chiquillos corriendo sobre los resbalosos adoquines de piedra, bellas fiestas de antaño y fiestas de la primavera, como también los antiguos tranvías que recorrían la avenida Gran Bretaña, o simplemente los gritos a viva voz de algún comerciante que vendía algún producto, a lomo de caballo, vista cansada del hombre que ha vivido toda una vida, contemplativo y de amable sonrisa solo la brisa lo abrazaba, ya al mediodía se le podía ver levantarse de su quieto lugar, para encaminar sus lentos pasos por la subida quebrada verde, quizás en busca de algún rincón o alguna caña de vino que volvería a encender en sus interiores al hombre de su antaño, y otra vez se volvería locuaz y conversaría con otros parroquianos, amigotes de momentos y de copas que se entretienen entre risas y buena conversa, entre la algarabía y el humo del lugar. Después sus pasos lo llevarían a su modesta casa en algún lugar de la avenida pacífico, donde desenvolvía su carácter en torno a miles de recuerdos que flotaban en esa casona, donde se podía advertir gran cantidad de fotos añejas y deslavadas de los días felices, esa era su morada, digna para un hombre que se desenvolvía en sus precarios años, pero que disfrutaba las idas y venidas, en medio del ruido de vehículos y transeúntes, se iba la vida. Solamente la humanidad de un hombre solo, como muchos que por ahí se encuentran y esconden dignas pero hermosas historias de un pasado glorioso de este cerro y de este puerto.

martes, 2 de marzo de 2010

Horizontes

Es posible advertir en estos días el recambio de los días estivales, que se baten en retirada, aún así los pensamientos ya nos dan vueltas en nuestras mentes, oscuros recuerdos que quisiéramos olvidar o borrarlos de nuestras mentes, nuestra delicada existencia pendiendo de las fuerzas de la naturaleza, nuestros corazones agrietados y adoloridos por tanta ansiedad, pero debemos mirar al horizonte y buscar otra vez nuestras viejas calles y benditos sitios de belleza que aún están ahí y siempre quedarán en nuestras retinas, la belleza de vivir, que pensamiento tan simple, que verdadera felicidad el estar acá, ahora, rodeados de lo más querido, aferrados a nuestros sitios, nuestras casas y barrios, nuestros amigos, la antigua nostalgia playanchina aferrada en lo más íntimo de nuestro ser, diáfanas mañanas de incalculable belleza se asoman, tiñendo de hermosos colores nuestras ventanas que admiran el bello paisaje de nuestra costa, a lo lejos el viaje discreto y silente de las gaviotas en busca de su alimento, despertares adormecidos de playanchinos aferrados a sus sueños, alejándonos cada vez más de la oscura noche que nos aterra a veces, pero el sonido de la calle, y del puerto entra por nuestros oídos desde las ventanas entreabiertas de nuestras piezas y empieza otro día, otro ajetreo, subidas y bajadas de nuestro cerro, laboriosas dueñas de casa se asoman en las puertas de las antiguas casonas, en el ambiente aún flota el rico olor a pan tostado, u otros manjares de algún suculento desayuno porteño. Que alegría pertenecer a ese cerro en particular, el sentir nuestro orgullo en nuestro ser, y caminar con el viento y la brisa y los tibios rayos de sol de la mañana. Todo empieza otra vez, como si burláramos a la naturaleza y todo otra vez a quedado atrás, nuestras batallas escritas en cada rostro de cada persona que pasan por nuestro lado, la estoica y querida mujer de nuestro cerro que siempre sale adelante junto a su grupo y su prole, adelante contra vientos y contra grandes embates, a lo lejos el horizonte despejado otra vez. La vida continua afuera, solo hay que vivirla.

miércoles, 6 de enero de 2010

Merecidas Vacaciones

El recuerdo de los días pasados ya quedaron en el olvido, muchos sacaran sus cuentas del año, y otros solo continuarán el camino de la vida que solo nos pide seguir adelante sin detenernos, ya se vienen los días de sol y de playa, paseos, y el desentenderse de las obligaciones, al fin las vacaciones, las levantadas temprano han quedado en el olvido. Las miradas y los pensamientos en el disfrute de los meses estivales están presente, caminatas al atardecer junto a la playa, puestas de sol inolvidables, la suave brisa marina azota sobre los rostros, vacaciones de antaño vuelvo a recordar, caminata de bajada hacia la playa Las Torpederas, todos felices con sus toallas, sus baldes, los más chicos y todos en marcha, bajar por la avenida Playa Ancha, pasar por el parque y sentirnos cada vez más ansiosos, ya a lo lejos se puede verse por fin la playa, mañanas de Enero, calurosas y llenas de la gente playanchina que se toma esta ribera, saludos con muchos conocidos, el sentir la arena en nuestros pies, que alegría, ya todos dispuestos para el baño, y los quitasoles se abren como flores de maravilla, ya todos en la orilla entre gritos y los más recatados de apoco se mojan, sin olvidar el agua que está bastante helada, algunos osados ya nadan hacia la balsa con sendos gorras de baño en sus cabezas, el salvavidas en su bote moviéndose de un lado a otro, los más chicos jugando con la arena mojada haciendo alguna forma con la arena, y a famosa cuerda donde muchos nos aferramos ante una ola que se desprendía hacia la orilla, que tiempos más bellos, helados, tortillas que a mediodía calmaban nuestro apetito antes del regreso a nuestros hogares, hermoso recuerdo de los días de antaño, aún hoy día puedo sentir y ver correr a otra gente como si el tiempo se hubiera detenido, pero esa playa emblemática aún está ahí y creo que es la mejor para bañarse, así que queridos nostálgicos les dejo un regalo, espero lo disfruten.