jueves, 7 de marzo de 2013

La Antigua Pluma







Los días de colegio y de deberes han pasado raudamente, parece que la niñez solo fue ayer, las percepciones de la niñez me doy cuenta ahora, son tan diferentes cuando se entra en años, el tiempo se detiene y las horas pasan lentamente y ya queremos ser adultos. Adultos ahora cuando la vida te  sigue acogiendo y te va mostrando otros senderos, curiosa vida, casi mágica. Había recorrido estantes y un pequeño lugar de la casa el cual hizo las veces de escritorio, muebles antiguos que aún despedían olor de antiguos moradores, un librero el cual albergaba distintos autores y  variada lectura de hojas amarillentas, tal vez nunca supe que existían aquellos interesantes libros, solo esperaban al lector. Sentado en un sofá extenso el cual me podía abrigar con su respaldo y sendas patas de león, ahí me detuve mirando la habitación, los distintos ángulos que nunca pensé advertir, sobre la cubierta del escritorio un gran vidrio grueso cubría este mueble, y debajo de él antiguas fotografías en blanco y negro de personajes de aquellas épocas, pero curiosamente me llamó la atención una pluma y su tintero, un fantástico encuentro de pensamientos que volaron rápidamente a mi niñez, la asociación de recuerdos parecía innata con esos dos elementos que parecían hablar, lo cual me hizo retomar antiguas tareas y clases con antiguos maestros de liceos por donde estudié, las planas de caligrafía escritas con esa pluma y los papeles secantes de la época, miles de gotas que algunas veces cayeron de esta pluma y también del tintero, las vueltas a casa y con los puños de las camisas manchadas, el detalle y la detenida hora de la recarga de mi antigua pluma, fiel compañera de caminos dulces y agridulces, nunca se me había ocurrido pensar que este artículo tan pequeño era tan importante, quizás los días de esa infancia habían olvidado esta bella pluma. Tarde ya salí de esa habitación en el sigilo de un atardecer y en la crujidera de las tablas del piso que se oían por toda la casa, Que imperdible encuentro había tenido después pensaba, que maravillosa tarde había pasado en esa habitación que parecía hablar, nunca podré olvidar esos momentos, cuadernos del olvido que se habían perdido y letras de antaño que alguna vez escribí con mi cariñosa pluma.