Nuestros bellos días de teatro, quién no los recuerda, tardes de estrenos y salas llenas de personas, y vecinos que no perdonaban las clásicas películas del ayer. Todo ocurría en horas, muchas cosas del entorno, en nuestras casas apurados los almuerzos para salir corriendo a colocarse en la cola para comprar nuestro boleto, pero siempre sucedía que alguno por ahí conocía al que recibía los tickets y pasaba colado, pero ya dentro del teatro la majestuosidad de ver ese ambiente, donde la gran mayoría se conocía, saludos iban y venían, otros ya acomodados entre algunas niñas que le caían bien y otras que de reojo miraban entre risitas y se sonrojaban. El teatro en plenitud, lleno total y la música de fondo, una melodía que recuerdo siempre era la misma, aún me pregunto porqué..........el vendedor de dulces que pasaba entre los asientos que rechinaban cada vez que los abríamos o los cerrábamos, el vendedor de gaseosas, y así el paseo no terminaba, ya se impacientaba la galería que empezaba a desordenarse, entre pifias y gritos para que la función comenzara. Con nostalgia recuerdo los teatros Odeón y el teatro Iris, toda una construcción del ayer con pasillos laterales y adornos en su decoración.
La función ya empezaba y de a poco se apagaban las luces, y de pronto el gran haz de luz que iluminaba la pantalla, con gran expectación todos gritaban, y lo primero que aparecía era el noticiero, El Mundo al instante, con una voz indescriptible se narraban las noticias y la síntesis. De vez en cuando aparecía algo con pasajes futbolísticos que hacían gritar a la galería, o también las pifiaderas de los espectadores, recuerdo cuando después del noticiario siempre venían unos cortos de seriales que eran todo un logro entre los espetacdores. Luego se encendían las luces y rapidamente algunos corriendo a los baños, otros se paraban de sus butacas o simplemente miraban su alrededor, ya se aproximaba la película, en un cerrar de ojos se apagaban las luces y todo comenzaba, la gran pantalla a todo color y empezaba el recorrido, sumidos algunos como en un sueño y otros inquietos, en algunos pasajes amorosos algunas mujeres dejaban caer algunas lágrimas que muy caballerosamente su acompañante limpiaba con su pañuelo de su mejilla, y así seguía la película, .....en ocasiones cuando el jovencito se altercaba a golpes con su contrincante todos gritaban y hacían gran escándalo, bueno generalmente ganaba el "jovencito",.......pero de pronto en el silencio se sentía un estruendo y unas grandes risotadas, bueno algún parroquiano se había caído de su asiento, o era también muy común que de repente se sintieran unos buenos ronquidos de algún entonaito que pasaba la "mona" simplemente durmiendo. Pero a veces sucedía algo que incomodaba de verdad a todos los presentes, algún corte de luz sin aviso, lo cual era precedido de golpes de zapatos que hacía sentir como si el teatro se fuera a caer, ....o el famoso "ya pos cojo".......que días, en síntesis de otras y muchas cosas, algunos salían pololeando y muy acaramelados, otros de cara larga y otros a grandes pasos para alcanzar la buena cerveza que se servía en la fuente de soda "Orieta".....ahí era otro cuento, que algún día les contaré.....nostalgia pura de aquellos días de cine.