jueves, 19 de julio de 2012

Dias de Cine







Nuestros bellos días de teatro, quién no los recuerda, tardes de estrenos y salas llenas de personas, y vecinos que no perdonaban las clásicas películas del ayer. Todo ocurría en horas, muchas cosas del entorno, en nuestras casas apurados los almuerzos para salir corriendo a colocarse en la cola para comprar nuestro boleto, pero siempre sucedía que alguno por ahí conocía al que recibía los tickets y pasaba colado, pero ya dentro del teatro la majestuosidad de ver ese ambiente, donde la gran mayoría se conocía, saludos iban y venían, otros ya acomodados entre algunas niñas que le caían bien y otras que de reojo miraban entre risitas y se sonrojaban. El teatro en plenitud, lleno total y la música de fondo, una melodía que recuerdo siempre era la misma, aún me pregunto porqué..........el vendedor de dulces que pasaba entre los asientos que rechinaban cada vez que los abríamos o los cerrábamos, el vendedor de gaseosas, y así el paseo no terminaba, ya se impacientaba la galería que empezaba a desordenarse, entre pifias y gritos para que la función comenzara. Con nostalgia recuerdo los teatros Odeón y el teatro Iris, toda una construcción del ayer con pasillos laterales y adornos en su decoración.
La función ya empezaba y de a poco se apagaban las luces, y de pronto el gran haz de luz que iluminaba la pantalla, con gran expectación todos gritaban, y lo primero que aparecía era el noticiero, El Mundo al instante, con una voz indescriptible se narraban las noticias y la síntesis.  De vez en cuando aparecía algo con pasajes futbolísticos que hacían gritar a la galería, o también las pifiaderas de los espectadores, recuerdo cuando después del noticiario siempre venían unos cortos de seriales que eran todo un logro entre los espetacdores. Luego se encendían las luces y rapidamente algunos corriendo a los baños, otros se paraban de sus butacas o simplemente miraban su alrededor, ya se aproximaba la película, en un cerrar de ojos se apagaban las luces y todo comenzaba, la gran pantalla a todo color y empezaba el recorrido, sumidos algunos como en un sueño y otros inquietos, en algunos pasajes amorosos algunas mujeres dejaban caer algunas lágrimas que muy caballerosamente su acompañante limpiaba con su pañuelo de su mejilla, y así seguía la película, .....en ocasiones cuando el jovencito se altercaba a golpes con su contrincante todos gritaban y hacían gran escándalo, bueno generalmente ganaba el "jovencito",.......pero de pronto en el silencio se sentía un estruendo y unas grandes risotadas, bueno algún parroquiano se había caído de su asiento, o era también muy común que de repente se sintieran unos buenos ronquidos de algún entonaito que pasaba la "mona" simplemente durmiendo. Pero a veces sucedía algo que incomodaba de verdad a todos los presentes, algún corte de luz sin aviso, lo cual era precedido de golpes de zapatos que hacía sentir como si el teatro se fuera a caer, ....o el famoso "ya pos cojo".......que días, en síntesis de otras y muchas cosas,  algunos salían pololeando y muy acaramelados, otros de cara larga y otros a grandes pasos para alcanzar la buena cerveza que se servía en la fuente de soda "Orieta".....ahí era otro cuento, que algún día les contaré.....nostalgia pura de aquellos  días de cine.



sábado, 14 de julio de 2012

El paso de los Años





Muchos amigos y playanchinos de corazón a veces se deben preguntar como el tiempo los ha llevado por sendas tan diferentes, pero siempre quedandose en el mismo lugar, algunas veces han salido, se han alejado temporalmente, pero siempre vuelven, la nostalgia de sus entornos, el calor amable de sus hogares. Una mágia inexplicable, porqué ese arraigo a ese cerro, a sus calles, avenidas, plazoletas, vecindades, es una cosa maravillosa, el habitante se queda en su cerro de sus vivencias del pasado, al interior del playanchino siempre hay esa tranquilidad de su entorno afable, de la alegria de vivir rodeado de todas esas personas que siempre los envuelven. Pero el paso de los años inexplicablemente los lleva a reflexionar, y mirar hacia el pasado de una vida llena de plenitud, la infancia lejana que toca la puerta y deja sus regalos en nuestras memorias, como no recibir esos gratos momentos, dejar que entren en nuestros cuerpos toda esas vivencias que por años han pasado al lado, días de colegio, días de sano esparcimiento, de dejarse llevar por la suave brisa del mar en verano, el olor a sal al estar sentado en la playa Las Torpederas, juegos inocentes, las primeras conquistas que atravesaron nuestros corazones y no nos dejaban dormir por las noches, inquieta juventud que se ha escondido en algún recondito lugar, .....miradas y pensamientos al anochecer. Los hermosos quince años de cualquier chiquillo o chiquilla, las buenas fiestas que pasaron, en alguna casa, en las fondas, o al interior de sus hogares, cumpleaños abarrotados de niños que jugaban y gritaban por nuestras casas, hoy los pasillos solo están callados y solo los ilumina el tibio sol de los invernales amaneceres. Solo son despedidas que se van acercando a nuestras vidas, despedidas que algún día nos saludaran desde el pasado, pero tranquilizadoras, abremos mirado atrás y el camino estará sembrado de bella hermosura, la hora de los años que pasaron rapidamente y no nos dimos cuenta, cúantas cosas quedaron tal vez inconclusas, cuanto amor no entregado, y cuantas ideas o sentimientos que nunca se dijieron. En fin, al tiempo las demandas que solo el paso de los años dejara inerte en nuestros corazones, pero lo más importante quedaran por siempre en los pensamientos y en las obras que hicieron...playanchinos de épocas y otras que vendrán.

viernes, 6 de julio de 2012

Sin Compromisos





El sentimiento de la nostalgia deja entrever la calidez, la frialdad, y otros síntomas que solo siente el alma en su interior. Por décadas y muchas más siguen existiendo en el tiempo y nunca se retirarán, nuestra calidez interna que se pasea por calles o la calidez al interior también de nuestros hogares, esta cualidad expresada de muchas formas, nuestras calles atestadas de esta calidez, que se siente cuando caminas por estos barrios playanchinos, un sentir especial, que solo se ve disminuido cuando la frialdad de sus vientos barre la noche desprotegida, calles solitarias donde solo se siente el frío que cala hasta los huesos, pero también no hace daño a la distancia a un par de almas que se sobreponen a sus sentimientos en un oscuro lugar, frío que por éstos días se hace sentir en toda su magnitud, que traspasa nuestras prendas de vestir, con rapidez nos movemos y apresuramos los pasos para llegar pronto a nuestros destinos, pero la lucha antigua de estos dos antagonistas que nunca cesará deja de manifiesto el antagonismo entre la calidez y la frialdad, curiosos y extraños, pero se conocen demasiado como si fueran una pareja que por años van por la vida, pero simplemente viajan separados. Muchos por estos días ante las olas de frío se arropan hasta quedar tranquilos con una buena estufa que devuelve esa sensación de tranquilidad y serenidad, y otra vez la frialdad queda afuera, corre y transita por la vida de este cerro como si quisiera abrazarnos pero siempre es aplacada por la suave calidez que ofrecen muchas y sencillas cosas, la calidez del nostálgico que regresa y parte una y otra vez, sin compromisos seguirán caminando por siempre éstos dos, la frialdad y la calidez, hermosa pareja pero muy dispareja, que nunca estarán, solo seguirán paralelamente por la vida y nunca se encontrarán, la calidez sigue como la gran líder de nuestros hogares y de nuestras casas, playa ancha dentro de su calidez hace sentir eso tan rico que se palpa y seguirá ahí, .........el compromiso sin compromiso entre éstos dos, pero que solo se miran a lo largo de sus vidas.