viernes, 3 de julio de 2009

La Antigua Botica

Las antiguas boticas de la avenida Playa Ancha, y sus boticarios siempre me merecieron respeto, ya que desde muy joven, siempre fueron las que en las dificultades hogareñas de alguna enfermedad que ocurría cuando menos se pensaba, estas actuaban como los doctores del barrio. Esa impresión quedó retenida en mi mente, donde aún puedo ver a los antiguos boticarios vestidos de bata blanca, serios, de poco hablar, pero les indicaban a cuantas familias tuvieron la necesidad de algún remedio o receta que necesitaban. Estas emblemáticas boticas ahora transformadas en farmacias, y hasta el día de hoy son atendidas por las mismas personas, sus dependientes se conocen a medio cerro que llega ante la urgencia de conseguir algún remedio para alguna dolencia. Pero desde la infancia siempre vi y se me ocurrió que tras las bambalinas de la botica, se mantenía un gran laboratorio sacado de alguna película de terror, donde entre pócimas, polvos, tubos de ensayo, mecheros y vasos de precipitado, se daba rienda suelta a mezclar los más variados menjunjes, claro está que solo eran ideas que se me ocurrían. Pero del lado del servicio que prestaba la botica en esos años variados productos fueron cambiando con el tiempo, de la época gloriosa se puede destacar el mejoral, producto estrella de entonces, los jarabes para la tos que en sus envases muy particular venían con un corcho en su tapa, parches curitas, sales y en sobres los más variados, los más gloriosos hasta hoy diría que son las flores pectorales, y el tamarindo, …….pero así también existían los famosos practicantes a domicilio, y recuerdo en particular al Sr. Boza, que en más de una noche de alta fiebre me hizo quejarme con sus pinchazos al colocarme alguna inyección, y creo que también a muchos. Pero por esos días el boticario recetaba y daba una orden escrita, la cual era la ley y seguida metódicamente por las dueñas de casas afligidas que se acercaban a requerir algún tratamiento ante alguna dolencia. Sin embargo el tiempo a pasado y todavía están los hombres de blanco tras esos mesones, pero ya con algunos años más a cuestas, pero siempre atentos a dar una opinión sobre las preguntas que se les hacen, ………”sabe que me duele tanto la cabeza y me duele mucho el cuerpo, que podría tomar”, es como a pregunta que más se escucha y se seguirá escuchando en las boticas, perdón farmacias.

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