miércoles, 15 de julio de 2009

Cazuelas y Sismos

Si de catástrofes se trata, este puerto más que nadie a recibido los más duros embates de la naturaleza, pero como siempre sucede en estos casos aflora la ayuda fraternal de los vecinos y conocidos, y curiosamente estas furias naturales las viví en nuestro querido Playa Ancha, y muchos tendrán más de una historia sobre movimientos de pisos y terremotos, …….………..”la familia de Juan al empezar el día Domingo y luego de ordenar a sus niños y prepararse para salir a una misa a la cual estaban invitados, lentamente salieron con su grupo familiar de su casa y dispusieron sus pasos por la avenida Playa Ancha y comenzaron a subir por Quebrada Verde, en un día gris acompañado de nubarrones, tenían que asistir a la misa de mediodía en la iglesia Medalla Milagrosa, durante la subida entablaban conversación con su señora y en especial por lo adelantado que habían salido desde su casa, pero por lo menos quedó echa la cazuela decía Juan, durante toda la larga caminata y que a paso cancino y con sus chiquillos a cuesta cansados por esta proeza, que tan solo los playanchinos saben de subidas empinadas y como subirlas, una vez que llegaron al templo, ya sentados se dio inicio a la misa , durante la homilía todo iba bien, hasta que de repente se comenzó a mover la iglesia con fuertes sacudones y movimientos de tierra, en ese momento alguien gritó “terremoto”, y saliendo como podían todos los feligreses corrían despavoridos hacia sus casas, Juan guardando la calma conformó a su parentela, mientras todos lloraban y otros clamaban a Dios para que detuviera este sismo, fue así como empezaron a caminar y a bajar de vuelta a su hogar, viendo al paso por las calles el nerviosismo generalizado plasmado en las caras de todos los habitantes, que estaban en las puertas de sus casas, ya habían caminado un buen trecho y apurando el paso para llegar pronto a su hogar y ver que les esperaba, dentro del nerviosismo Juan y su señora ingresaron a su hogar y pudieron observar la fuerza de la naturaleza, viendo todo caído a su paso, pero una cosa sobresaltó a la pareja, cuando al caminar a su cocina se acordaron de que habían dejado la olla de su almuerzo preparada, al llegar al interior pudieron ver los dos con tamaños ojos que la cazuela se mecía placidamente en una orilla de la cocina, y por arte de magia no se había desplomado al suelo, curiosamente se miraron y sonrieron nerviosamente al ver que por lo menos no se quedarían sin su almuerzo dominical”…………….muchos nostálgicos playanchinos, a lo mejor al leer esta narración pensarán y recordarán donde los encontró muchos de los tantos terremotos que han asolado a nuestra tierra y a nuestro cerro también.

No hay comentarios:

Publicar un comentario