miércoles, 9 de mayo de 2012

Solo un Quijote más




El descubridor sucumbió a las expectativas, solía decir cierto hombre con aires de caballero que se deslizaba en su caminar por las callecitas empedradas, vestía cierta elegancia, un buen traje con corte inglés, y su humita infaltable, camisa blanca deslumbrante y cuellos almidonados. Cada vez que se veía venir todas las gentes del sector lo miraban con cierta atención, y los cuchicheos de las menudas doncellas no se hacían esperar, entre risitas y mofas, donde no faltaba la que le se ponía algo nerviosa y sonrojaba sus mejillas con el paso del señor. Según las lenguas era un hombre de buena alcurnia, que dejó en el olvido alguna familia pudiente de esos años, vivía en alguna pieza de arriendo, donde guardaba sus recuerdos de tiempos de  juventud, sembrado por la pieza fotos añejas de algunas doñas que con el tiempo se habían puesto descoloridas, solo una cama y un ropero y alguna maleta antigua, eran sus bienes, pero el día en la vida de este hombre seguía su curso, con muy buena cortesía saludaba a medio mundo y tocaba el ala de su sombrero al paso de alguna bella hembra que lo hacía sentirse aún más jovial. Los recuerdos sembrados en su cabeza lo mantenían como un roble, erguido y bien dispuesto, sus pensamientos de nostálgicos tiempos rememoraban a cada rato, hombre senil y de buen lenguaje. El paso de los años lo hacían ver como un buen quijote de aquellos, que imaginaban encuentros majestuosos con alguna bella dulcinea, pero como el refrán, el que descubre a veces se lleva alguna sorpresa, en ocasiones la vida jugaba al revés, los encuentros que siempre ideó fueron nefastos y pagó precios muy altos, lo cual desvanecía sus ideales de alguna bella musa por la cual hacía días sus noches. Curiosamente este quijote que aún pasea por alguna calle siempre espera e idea más de la cuenta, la vida en ocasiones lo hizo rendir muchos exámenes y también se vio enfrascado en alguna lidia contra inexistentes molinos, la única diferencia que este señor nunca tuvo un escudero, solo se montó solo en su anticuado corcel y galopó por sendos caminos polvorientos tras sus descubrimientos.

1 comentario:

  1. La vida aveces juega alrevés, pero las sorpresas a la vuelta de la esuina y el encuentro de nuestros propios molinos, hacen que agradezcamos los encuentros y hasta los desencuentros, Talvez es esa dualidad el único medio que nos permite ir de triunfo en triunfo. Salvando esos ecollos es que aprendemos a usar la espada y rasgar los velos que nos nublaron pero que repentinamente nos presentan la realidad completa, esa que siempre soñamos. Eso es cumplir los sueños y despertar para hacerlos realidad.Ser un quijote más, es la salvación qu siempre tenemos dentro...solo saber reconocerla en el día a día.....
    Hermoso y cálido texto........

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