miércoles, 7 de octubre de 2009

Confidentes

Mis queridos nostálgicos playanchinos memorable me resulta escribir otra vez para ustedes, historias y detalles del día antiguo, de un tiempo pasado, y porque no decirlo, de nuestro querido y recordado Playa Ancha, si bien esta historia sacada de alguna novela de amor como los que están acostumbrados a leer, puede sonarles romántica y hasta hermosa. Solían los tortolitos disfrutar de los días interminables de pololeo, con sus cuerpos casi levitando se iban a sus casas, pero para ellos nada giraba, nada pasaba a su alrededor, el tiempo se había detenido en sus corazones, una mezcla de perfumes y olor a rosas invadía cada paso y cada encuentro, las idas al liceo, los encuentros en alguna calle cómplice, y la luna a sus espaldas en un día de primaveral podía iluminar este hermoso espectáculo, de dos cabezas juntas y tiernos abrazos. El amor en todo su esplendor surgía en cada uno de los jóvenes, tiernas miradas y sonrisas se cruzaban en las calles y avenidas, días de felicidad y distracción vivíamos en esos años, los amigos del grupo siempre juntos en alguna esquina o en alguna fiesta, pero esa pareja siempre juntos en el esplendor del sueño de un amor platónico, pero como siempre todas las cosas dan vueltas nuestras vidas, la rueda gira y no deja de girar, para estos dos amores la suerte estaba echada y un día cualquiera vino la desdichada separación que el destino le tenía preparado, si bien siguieron por caminos diferentes, y nunca más se vieron, como si la vida hubiera puesto un manto sobre ellos, se oscurecieron sus almas, pero cada uno prosiguió por diferentes caminos, y así nos pasó a muchos, pero el destino nos tenía preparado a todos una mesa servida, muchos años han pasado y muchos se han marchado, pero en alguna ocasión los planetas se vuelven a alinear y todo se reubica, en algún lugar de los tiempos estos dos amores volvieron a encontrarse, y la vida los presentó otra vez, de frente se encontraron en algún lugar y volvieron a sonreír, a conversar otra vez de sus años sin verse, amigos otra vez, quizás, confidentes de una hermosa época que los enamoró, y como dicen por ahí, donde llamas hubo, cenizas quedan, solo nuestro creador sabe y en su gran libro están escritos todos los detalles de nuestras vidas, y por ahí talvez otra vez relucirán algunas lunas que quedaron bloqueadas para estos eternos enamorados de otras épocas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario