jueves, 28 de mayo de 2009

Subidas y Bajadas

Hola amigos nostálgicos, espero sigan adelante con sus realizaciones y sueños del día a día en este puerto y en Playa Ancha, hoy he pensado compartir con ustedes y para los que siguen usándolos, nuestros queridos y maltrechos ascensores de nuestro cerro, y en particular el del 21 de Mayo, muchos suben y bajan a diario por este medio antiguo que se instaló hace muchos años y quizás no nacía cuando ya existían, desde chico bajaba acompañado de mis padres o de mis abuelos, un gran paseo hasta llegar bajando y sorteando nuestro cerro por calles y pasajes inmemorables, en cada esquina, en cada atajo que conocíamos quedó marcado en nuestras mentes este caminar, hasta llegar al paseo 21 de Mayo, a lo mejor nos llevaban tomando un helado, o quizás a tranco rápido y acelerado cuando el viento nos daba en la espalda, muchos playanchinos saben que cuando esto pasa se acelera el paso sin querer, con gran alegría recuerdo la llegada al ascensor donde todavía existe esa rueda de fierro que hace que pase una sola persona a la vez, después nos adentramos en ese vagón que al cerrar sus puertas comienza a bajar y la experiencia y la vista privilegiada cuando se va por el lado que da hacia la bahía, el corto trecho se va sintiendo como este carro se ha adecuado a los rieles antiguos ya cansados de soportar tantos embates, rieles chuecos y desgastados que han paseado a miles de personas de este y otro siglo, cuanta historia soportada en ese recóndito espacio que se tambalea y cruje cuando avanza. Pienso, no se terminen nunca estos ascensores que nos dan la identidad del porteño, que el tiempo los haga perdurar, como asimismo perduran en mi cabeza estos bellos recuerdos de antaño, y porqué no decirlo, de repente voy y subo en uno para rememorar esos días de infancia que están ahí y siempre se quedarán en el tiempo.

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