jueves, 5 de noviembre de 2009

El Sabor de los Años

Tiempos de cambios logro captar a lo lejos, en conversaciones, en miradas, en los cambios que trae consigo la vida con su inquietante trajín, cuantas veces han podido advertir los nostálgicos playanchinos las cosas que van pasando delante sus miradas, y a veces por solo costumbre no se dan cuenta de su rededor, pero sí, esto va ocurriendo, vuestras casas, vuestros entornos pintados, plazas más llamativas, avenidas asfaltadas, nuevas edificaciones, al final el modernismo de una nueva era que se nos vino encima sin darnos cuentas, muchos pensarán cuán rápido pasan los años, pero nuestro querido cerro se transforma como nosotros, pero lo más destacable y lo más hermoso es la esencia del playanchino, que con su toque le da esa particularidad, el encanto, y hace de todo este entorno una gran república que aunque algunos digan que no es independiente, siempre lo ha sido y siempre lo será. De paso algunas semanas tuve la dicha de volver a visitar mi antiguo cerro y poder apreciar el sabor de los años antiguos donde disfruté como un niño, pero siempre logro percibir la calidez de las personas, la autenticidad que no se ha perdido, por ahí siempre aparecen caras conocidas del pasado, que en ocasiones amistosamente levantan su mano en la calle para saludar, pero ciertamente me doy cuenta que los cambios y mejoras se pueden apreciar, lo que produce un mayor disfrute a nuestras miradas, de los nuevos colores, barrios hermosos como el área de las universidades y sus nuevas edificaciones, por supuesto sin desmerecer las antiguas casonas que siempre serán lo más importante, y serán los testigos vivos de un pasado tradicional y afable, de historias que quizás nunca lleguemos a conocer, pero ahí estarán, testimoniando este prestigioso cerro. Si de niño nadie se dio cuenta cuando corrieron por esas calles de siempre, hoy nuestra adultez se encarga de detenerse en ver esos detalles, las cosas que no nos detuvimos a mirar en ese entonces, todo eso hace que siempre queramos volver a nuestras raíces, dejándonos acariciar por sus vistas y sentirnos orgullosos de ser playanchinos.

2 comentarios:

  1. Monica Salvatierra10 de junio de 2010, 0:50

    Esta foto me recuerda cuando iba a la casa de mi tio Guayo que vivia al comienzo de Taqueadero. aqui empezaba mi recorrido, un poquito mas alla estaba la escala que llevaba a Taqueader. Yo debia recorrer toda la calle dar la vuelta hasta las casas del fondo y seguir hasta donde empezaba Taqueadero, casi esquina de Mutilla. La hermosa casa roja con amplias escalas y tres patios.La casa tenia mas patios que construccion. tenis una terraza, luego otro nivel en que estaba el parron , en donde se hacian las celebraciones con asados y el ultimo patio, para tender la ropa. Era en niveles. Eso solo pasa en Valparaiso.

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  2. Gracias Monica por tu comentario, muy detallado y veo que aun quedan en tu memoria los pasados tiempos como si fueran hoy. Bella reflexión para un tiempo que quizás aún esta detenido por todo este maravilloso cerro.

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